Debe morir la reina, Ludibrio de la plebe
de Roma! Nunca. Dadle las flores misteriosas:
el áspid verde esgrime su dardo entre las rosas
y asciende al tibio seno..... La reina morir debe.
Muerde..... la reina sufre; en aureo cáliz bebe
vino inebreiante.. En vano.. ¡Vivir quiere, diosas!
Igneo torrente quema sus venas voluptuosas....
Nadie la escucha.. Brilla casta en el cielo febe.
Vivir aunque sea esclava, grita... y a su aposento
entra de pronto Octavio .... Con breve movimiento
ella se cubre el cuerpo con la purpúrea falda,
recobra, con horrible dolor, regia postura
y espira y queda rígida, pero elegante y pura.
Entre sus pechos duerme el aspid esmeralda
1896 Justo Sierra
No hay comentarios:
Publicar un comentario